SEÑORA DEL AGUA
IV
No cese de alabarte el agua
No cese de alabarte el hombre
No cesen de alabarte animales y plantas.
Señora de la cauda transparente
Señora de la cauda larga
Señora de los ciclones
Señora de los terremotos
Señora los tsunamis
Señora de las tormentas tropicales
Señora de las derivas
Señora de los tornados
Señora de los desbordamientos
Señora de las presas
Señora de las contenciones
Señora de los ríos detenidos como el Bravo
Señora de los ríos empequeñecidos como el
Grande
Señora de los mares de colores
Señora de los Norte y toda la Rosa de los
vientos
Bienaventurada seas. Controla a tus
elementos.
Señora de los fareros,
Señora de los marinos,
Señora de los balseros,
Sé con ellos en su trayecto.
Señora iluminada por los rayos
Señora levantada por los vientos
Señora descendida por la lluvia
No nos abandones, no te alejes,
Amaina sobre nosotros tus amorosas
tormentas.
No te enfades nunca con nosotros Señora,
acarícianos; gota a gota
arrúllanos; con tu ritmo acuoso
cálmanos; trátanos como a tus pequeños
hijos
y sigilosamente márchate
cuando sin darnos cuenta nos quedemos
dormidos
en medio de tu canto –Señora del agua-,
seguros y confiados como ahora.
Ahora y en la hora
de nuestra muerte.
© Carmen Amato
Cara Carmen,
ResponderEliminareste hermoso poema con ritmo anafórico me remite a las Aguas Primordiales de las que todo ha nacido y de las que un himno del Rig Veda se ocupa:
Como madres cariñosas
dadnos parte aquí
de vuestro jugo benefactor
Aquél a cuyas aguas nos inducís, aguas,
será a quien serviremos
¡Oh, aguas, de donde surgimos!
Te felicito! Muy bueno
un abrazo
Elisa Dejistani
bellísima y necesaria tu oración, Carmen, y ojalá los elementos se apacigüen y permitan que quedemos dormidos "en medio de tu canto".
ResponderEliminarUn fuerte abrazo y lo mejor para vos en 2013,
Marta Ortiz
uno de los elementos vitaales de la naturaleza para recrear este poema rítmico y acuoso.¡muy bueno!
ResponderEliminarsaludos
Anahí Duzevich Bezoz
¡Cuánto hace que no leía un poema tan pleno de anáforas! Poema-oración que es inquietante, fuerte, casi salvaje. Ojalá se calme esta Señora. Gracias, Carmen, por esta maravilla.
ResponderEliminarJorge Luis Estrella
Un poema, una oración, una petición desesperada y profunda, un goce en la escritura.
ResponderEliminarGraciela Licciardi