En la orilla
Siempre ahí,
a la orilla de tu sangre,
viéndola correr
y despeñarse.
Ahí.
A veces te salpica,
tiñe de rojo
tu mirada.
Basta parpadear
para tragarla.
No se digiere la sangre.
Siempre a la orilla,
mirando
remolinos encrespados
de espuma.
Ahí.
Siempre ahí.
Desangrada.
© Adriana Maggio
Esa obseción , la sangre que fluye en todas tus palabras , muy bueno
ResponderEliminarmaria elena tolosa
Al principio, pensé en vampiros, pero luego me dejé llevar por la belleza original de tu poema que es cosa seria. Gracias, querida Adriana.
ResponderEliminarJorge Luis Estrella
Si me permitís, Adriana, pienso que el yo poético está siempre a la orilla de la sangre, que es el fluir de la vida, de otra vida. Siempre bordeándola pero sin poder fundirse con ella.Muy juntos, todo cuidado, todo deseo, como por un amante, un amigo o un hijo. O la página que orla tu poema y que tiene vida propia. Exquisito poema y delicadísimo rojo. Un beso. Isabel Llorca Bosco
ResponderEliminarbuen poema. Un abrazo. Gastón Sequeira
ResponderEliminarDoloroso, estupendo.
ResponderEliminarCara Adriana,
ResponderEliminarhay un espacio de sangre en el poema donde la mirada del poeta se agudiza y suele /teñirse de sangre/ porque nada le es indiferente, aunque permanezca en la orilla, mirando esos momentos, como /remolinos de tiempo y espuma/
Imágenes conmovedoras en un gran poema. Te felicito!!!
un abrazo
Elisa Dejistani
Me gusta este poema en que lo fuertemente personal no asordina el latido universal.
ResponderEliminarClaudio Simiz
LA PASION POR LA VIDA Y EL BOBOTON DE LA SANGRE HACEN QUE EL POEMA SE LUZCA EN ESPLENDOR DE LA PAGINA Y NOS LLEGA EN PROFUNDIDAD, FELICITACIONES DE MARIA LUISA MARQUEZ
ResponderEliminarQue Bueno Adri!!!
ResponderEliminarAtrapa
desde graciela abrazo
Bello y profundo
ResponderEliminarAbrazo
Alicia Perrig
un poema que en sí mismo se desangra, nostálgico, fuerte, amarrado al dolor, bello en su concepción.
ResponderEliminarGraciela Licciardi