(dije)
el jade que rubrica el dije /
da luz en su marca de nacimiento /
y canta hasta secarse //
la mancha dilucida a casi todas las estrellas /
como a nuevos signos /
que el viejo entiende //
ese jade raro / que rubrica el dije /
pide espacio y respuestas a su dolor sudado /
y es el silencio el que cierra /
con sus dedos solos y oscuros /
la cajita de música //
© Rubén Gómez
Cuántas imágenes, cuánta vida pueden caber en un breve poema. Bien, amigo.
ResponderEliminarClaudio Simiz
Un poema de luces y sombras con la rúbrica del jade y las estrellas.Bello !
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ResponderEliminarBellísimo poema, Rubén.
"Pide espacio y respuestas a su dolor sudado". Buenísimo.
Abrazo,
Alicia Márquez
Muy poético y enigmático, con bellísimas imágenes. Y ese "dije" que es sustantivo y verbo y como tal tiene sustancia de objeto y dinamismo de acción, otro contraste que se suma a la dialéctica que agita todo el texto. Me gustó mucho. Un abrazo y muchas felicidades para el año que se inicia. Adriana Maggio
ResponderEliminarcomo el jade, este poema, tiene su valor y su propio color.
ResponderEliminarfeliz 2013!!!
Anahí Duzevich Bezoz
Un dije es algo pequeño, pero valioso, y tu poesía Rubén, que ha crecido en hondura, siempre desviste una voz lacónica y elegida. Mis respetos a este jade, al dolor sudado, que se desliza en el verde. Saludos y el afecto de siempre. Isabel Krisch
ResponderEliminarBello poema,lleno de luz.
ResponderEliminarbello poema,lleno de luz.
ResponderEliminarTanto dicho,y las imagenes llegan en palabras y visitan eso sensible que pertenece a cada uno.Un buen año querido amigo. Buen 2013!
ResponderEliminarLily Chavez
Entre el dije, el jade y la cajita de música y tu "dije" hay una armonía. lograda metáfora del silencio. No sé qué más puede pedirse al poeta. Un abrazo
ResponderEliminarIsabel Llorca Bosco
Excelente juego. La imaginación en primera fila y una danza espléndida con la palabra,
ResponderEliminarBesos
El poema encierra una historia metafórica donde el jade ciertamente rubrica el dije o, mejor aún, la propia vida. Hermoso e inquietante, Rubén. Un abrazo, Lina
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