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16/11/12

Poema de Norma Segades


MARÍA

 
"… mujer que no dudó proclamar que Dios es reivindicador de los humildes y oprimidos y derriba de sus tronos a los poderosos del mundo" (Pablo VI, Encíclica "Marialis Cultus", 2 de febrero de 1974, Nº 37)

 

Yo te enseñé a decir cada plegaria
cuando los largos días de la infancia
encrespaban la luz en tus cabellos
y la risa era fácil
y el paisaje
no presagiaba cruces ni conjuras;
a guardar en la piel de la memoria
los repetidos nombres del silencio,
a impugnar la razón del desamparo,
a condenar eclipses como velos
ocultando los rostros de la angustia.
Delaté
cada rastro de injusticia
mientras adelgazaba los vellones
en los atardeceres enramados
y el alma trasponía los misterios
con sus escapularios de ternura;
las profusas legiones en harapos
surgidas desde el fondo de los tiempos,
desde las hendeduras del destino
donde la dinastía del pecado
salvaguarda esperanzas moribundas.
Te transmití el misterio de las sílabas
que anunciarían bienaventuranzas
para los pobres,
para los hambrientos,
para los postergados de la tierra
y su forzado diezmo de penurias.
Porque soy la hilandera,
soy la madre,
soy la mujer hebrea,
soy la esclava
de códigos dictados en las noches
al linaje de todos los profetas.
En mí estalla la voz de las injurias.
Amamanté tu vida con mi vida.
Te di a beber los sueños que cargaste
por los caminos de tus soledades
prediciendo el arribo de otro reino
con el amor por dogma y por liturgia.
Acompañé tus pasos en la arena, 
tu idioma de parábolas en vuelo,
los prodigios,
la magia,
los conjuros
tatuados en la piel del evangelio
con firmeza de sílabas desnudas
y ahora presencio todas las traiciones,
todos los miedos,
todos los perjurios,
todas las orfandades del ultraje,
toda tu carne herida,
toda espina
socavando el dolor en la penumbra.
Porque soy la guardiana de tu pena
y he de tomar del vaso acidulado
al que fue condenada esta imprudencia
de engendrarme mujer
envilecida
por la influencia grisácea de la luna.
Pertenezco a esta casta avasallada,
a la genealogía del agravio
y alimenté
con leche sediciosa
toda la altura de tu rebeldía
en la privacidad de las penurias
y te afilié a las huestes repudiadas
que enfrentan vendavales de injusticia
en el profundo valle del olvido 
y ahora
naufrago junto a tu naufragio
entre un temblor de sangres insepultas.     
 
© Norma Segades

6 comentarios:

  1. Tus maravillosos poemas son una fronda de imágenes,metáforas, una lluvia torrencial de exquisito lenguaje.

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  2. impecable en estilo, belleza y armonía.una imagen interior de luz y pureza me envuelve. un poema exquisito. susana zazzetti.

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  3. Mucha fuerza... y renovador de esta certeza de la necesidá del cambio de energía hacia lo femenino valorizado.

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  4. Un bello canto que destaca el valor divino de lo humano en la mujer madre de las madres, Norma.
    Aplausos, bises y besos
    María Rosa León

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  5. "TE TRASMITÍ EL MISTERIO DE LAS SÍLABAS"
    me gustó mucho, saludos
    Anahí D.B

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  6. Norma
    Maravillosamente fuerte, con unos versos muy bellos.
    Felicitaciones
    Un abrazo
    Alicia Borgogno

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