SONETO DEL
DISCONFORME
Si amante, mis
fervores despreciados;
mi corazón, si amado,
que desdeña:
la ocasión más
deseada se despeña,
si no sostienen su
ascensión los hados.
¡Quién pudiera
hilvanar con sus hilados
el devenir que en su
desvelo sueña!
O con mansa
ignorancia y faz risueña,
aceptar las limosnas
por legados…
Anhelar, ¡vaya cruz!,
nunca es sencillo:
mis medios mal se
casan con mis gustos,
mis ojos se fascinan
con el brillo
de mil diamantes.
Nada o vida plena,
no este limbo que
añade más disgustos…
Saber que existe el
cielo es mi condena.
© Mariano Shifman
Extraordinario soneto que se deslisa hasta buscar el cielo como premio
ResponderEliminarmaria elena tolosa
Buenísimo, Mariano, y como soneto, excelente. En tono podría haber sido escrito por Sor Juana, Quevedo o Lope
ResponderEliminarSiempre satírico. Y muy siglo XVII y muy moderno, te digo usando palabras de Darío. Yo he escrito sonetos y los de este tipo son los que más me gustan.
Un abrazo
Isabel Llorca Bosco
Gran poema y saber que un cielo existe y condena.
ResponderEliminarBesossss
Ese sabor de los clásicos... muy buen remate.
ResponderEliminarClaudio Simiz
Mariano: un soneto es cosa seria y no cualquiera lo puede tejer.
ResponderEliminarEste es música, es audible y lo más meritorio es el logro de lo que uno quiere decir, respetando las reglas inamovibles del soneto.
Te felicito
Susana Giraudo