EL DESPERTAR DE OTELO
Todo era semilla a la hora de la oración:
el tallo esbelto se nimbaba en sueños
y aspiraban al verde las manos sedientas.
Un día, entre las cuentas de la vigilia,
el fruto de la espera vio la luz:
el tiempo se mudó en rosa y goce
desde el deseo hasta la piel inicial.
Y cada sí fue bendito, labios nacidos
para el fulgor de la victoria en la carne.
Entonces, que alguien responda:
¿Por qué el viento del odio gimió su discordia?
Sin anunciarse
un trueno en pleno azul quiso nublarme
y bajo el sol del mediodía
se agolparon las piedras sobre mi corazón.
Nada supe, nada vi;
arranqué la virtud desde las raíces,
anegué los castos ruegos en sangre.
Ahora es tarde y solo pido:
Aniquilado sea mi reino,
el insondable reino de los celos;
y que en las tinieblas brote tu nombre
Desdémona
como un divino trigal.
© Mariano Shifman
Muy buena construccion poetica Mariano
ResponderEliminarsaludos
Patricia Corrales
Como divino trigal
ResponderEliminarGran poema. Mariano!
Besossssss
Me encantó esta plegaria, que se le atribuye a Otelo, pero bien podría ser la oración que rezan todos los celosos de la tierra. Hermosas imágenes. Un beso. Adriana Maggio
ResponderEliminarMuy bueno, MARIANO .¿ por qué el viento y la discordia y el reino de los celos si sr yeata se un hombre bueno y enamoradi, y ella lo ama? Es que han brotado celos en otras partes. Caducos sean.
ResponderEliminarUn abrazo
Isabel Llorca Bosco
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