donde sufre la ciudad
suvenir
de barro para sus ocho años
el
mocoso persiste en resistencia tan alegre
y
el piso de tierra bajo la parra
los
pibes amigos corriendo distraídos por el patio
hay
que soplar las velitas
en
la casa en el barrio de la boca
ruido
a chapas
y
toda su niñez
metida
en la triste ciudad de la esperanza
© Graciela
Licciardi
La pobre alegría de La Boca, muy bien reflejada
ResponderEliminarGraciela. Tu poema toca un punto que a mí, en particular, me parece tan paradójico. Los niños de la Boca, los de las Villa, los de África, los de los barrios bajos de Caracas, Los de las favelas...etc, etc. Cuando los miro alegres, sonriendo, jugando entre ellos con cualquier cosa que les sirva de juguete... distingo como salta su inocencia despreocupada en este mundo feroz, inhumano y egoístas que los mayores hemos construido para ellos. Me sensibiliza aún más tu poema. Gracias.
ResponderEliminarAndrea
Un emotivo canto de esperanza en medio de un ambiente no muy propicio, buenísimo
ResponderEliminarmaria elena tolosa
ResponderEliminarDolorosamente bello.
Un abrazo,
Alicia Márquez
David A. Sorbille dijo...
ResponderEliminarQuerida Graciela: magnífico poema! Un abrazo
Querida Graciela: Excelente reflexión la de Andrea acerca del deelicado y doloroso tema que trata tu magnífico poema.
ResponderEliminarBesos mil.
Jorge Luis Estrella
Real, doloroso y bello poema.
ResponderEliminarabrazo.
muak.