Yo nací para eso
Nací para
robar rosas de las avenidas de la muerte. (Charles Bukowski)
a C. Bukowski
Se puede robar rosas
de las avenidas de la muerte
masticar la pena y tragarla
con alcohol, o veneno
Se puede vivir
sabiendo que nada hay/
que nada queda
más que un hueco
en medio de un cuerpo de espuma
a medio desintegrar
Aun así, uno se queda esperando
que algo suceda/
algo que de vuelta el mundo;
un giro inesperado del eje
una ola inmensa
que nos convierta en peces/ algo
que nos haga alados.
Se puede robar rosas
de las avenidas de la muerte
pero yo solo encuentro
espinas,
alguien me ganó de mano.
© Claudia Isabel Lonfat
Un giro inesperado: enterrar espinas para que crezcan rosas.
ResponderEliminar¿Cómo serán los demonios de las estrellas?
ResponderEliminarClaudia: a pesar del melancólico final encuentro en tu poema una enorme confianza en el Universo, un ponerse a disposición para que Lo Sabio, que está más allá de nuestro yo conciente opere en nuestras vidas con un cambio de eje, una transformación profunda, hay que tolerar ese vacío y seguramente crecerán, no sé si rosas, pero sí las flores que tendrán la esencia de tu perfume, un besote, María Chapp
ResponderEliminarDavid A. Sorbille dijo...
ResponderEliminarMuy buen poema, Claudia. Un abrazo
Milagros
ResponderEliminarMaría
David
Muchas gracias
Qué expresividad y que hondura, a la vez. tu poema es desnudo es radiografía de la soledad, es hueso limpio y mondo, gracias poeta que buena
ResponderEliminarWalter Mondragon