Poema de Alicia Márquez

JUAN CARLOS Y EL DRAGÓN

Juan Carlos creía que los príncipes y los reyes
debían matar dragones. Así decía la leyenda.
Entonces, él, que amaba las armas,
esas frías y seductoras máquinas de aniquilar,
fue a Botswana y mató un elefante, creyendo que era un dragón.
Y antes, también confundido, en Polonia cazó bisontes.
Le dijeron: Majestad, que son bisontes.
Y él respondió: ¿Por qué no te callas? Son dragones.
Y cazó osos en Rumania y en Rusia… que allí lo engañaron
porque le dieron en bandeja un oso domesticado y emborrachado
con miel y vodka, para que no fallara. Y claro, no falló.
Le dijeron: son dragones, para que se quedara tranquilo.
¡Cuánta hidalguía!
Tanta como agradecerle al Generalísimo,
(un extraordinario ejemplar de Tiranosaurio Rex)
por su maravillosa incursión contra la democracia y sus
estupendos millones de muertos.
Y antes, cuando era adolescente, también
mató a su hermano, sin querer, pensando que era un basilisco.
Lo bueno es que Juan Carlos
fue presidente honorario del Fondo Mundial
para la Naturaleza. Se confundió.
También Obama es Premio Nobel de la Paz. Otra confusión.
Elefantes, bisontes, osos…
todos muertos por una grandísima bestia.
© Alicia Márquez