Poema de Leonardo Martínez
LOS NUDOS DEL SILENCIO
Sufridos santos
rubicundas vírgenes
pueblan los sueños hueros de la infancia
Infinitos rosarios presiden el decoro
¡Señor Dios mío
tanta carne de tiernísima leche
lastimada!
Mientras
cuerpos de fragancia de pecado
roturados
hendidos
beben aguas de deseo
a la sombra del árbol de la muerte
oliendo el verano en cada fruta o boca
livianos de eternidad
A través de la ventana del comedor silencioso
donde abuelos y tíos hacen dura penitencia
el niño escucha los gritos y las risas
el engullir sonoro del alegre sirvientaje
Quiere desatar los nudos de silencio
sentarse en las rodillas de Silvestre
palpar los pechos de la Rosa
comer con hambre y tocar la vida
Nadie se acuerda de sus rostros
carnes de oprobio
bocas de oración ojos de llanto
salvo Afrodita
la de undosos dedos
cuando despliega el candor rosado
de otra primavera
© Leonardo Martínez
4 comentarios:
Siempre hay otra primavera, estimado Leonardo. Abrazo grande!
Muy bueno. Cuenta una historia muy vívida. El lector acompaña al niño, tironeado por dos realidades opuestas, y atraído por la más divertida y vital del "sirvientaje". El remate del poema iguala los tantos, al asegurar que los señores del rosario y el sufrimiento también están sujetos a los desbordes de la primavera. Me gustó mucho. Saludos. Adriana Maggio
... qué atmósfera, Leonardo !!! ... extraordinario, como siempre ... mi admiración y mi abrazo
Lía Miersch
Este poema horada en la velada realidad de antes cuando el mundo nuestro era gobernado por el miedo y la vana ilusión del deseo aceptado bendecido...horrible noche de pecado y masturbación en medio de tanta fe vacía.
W.M
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