Este rostro ya estaba
debajo de la tela, estaba y carcomía
con su podredumbre el retrato del joven
con gorguera. Bajo las arrugas y los ojos
desteñidos están los ojos arrogantes
de otro tiempo, pero ni el otro ni éste
son grandes, a todos los ha herido
esta luz: ya nada es menos,
hasta lo más miserable
tiene su destello.
© María Teresa Andruetto
Profundo y cierto. Gran reflexión.
ResponderEliminarProfundo y triste, todo en tu linda prosa.
ResponderEliminarMarta
Totalmente de acuerdo, me encantó est maravilloso poema. Un abrazo. Gastón Sequeira
ResponderEliminarUh,que lindo y qué final. Y, es la Andruetto ja!. Un abrazo amiga, feliz día y hasta otra feliz entrega de la palabra.
ResponderEliminarLily Chavez
Buenísimo final
ResponderEliminarde tu atractivo poema
desde graciela abrazo
Me encantó tu prosa. Es una pintura de la pintura superpuesta de la que habla. Esa superposición que también está en las fotos, si uno mira con los ojos de la fatalidad. Pero, la fatalidad no está sólo en el paso del tiempo sino también en la maravilla del arte, que todo lo ilumina. Un beso. Adriana Maggio
ResponderEliminarque profunda esta prosa poética, el paso del tiempo y la fatalidad a través de lo humano y el arte junts.¡es la Andruetto!!, como leí en un comentario.
ResponderEliminarSaludos
Anahí Duzevich Bezoz