A TIENTAS
La tarde , tal vez,
enloquezca de ganas
y sólo consiga
unos pasos vacilantes
en la niebla.
La noche
cae de rodillas
con las pupilas abiertas
Aguardando.
No sé
qué infinita desazón,
impúnemente insomne,
drena el cauce
de las certidumbres.
Dudas, haciéndose hábito y,
finalmente,
ya ni sé si amanece.
© GINA ESCOBAR
Es como si te viera en la acción de los hechos del poema.Muy bueno Gina, como siempre.
ResponderEliminarMi abrazo a la distancia, pero desde el corazón-