
Desamparo
El frío me desapacigua las manos
la carne
el embrión del ser.
Huelo el lamido del viento
sobre las espaldas del mar sobrecogido
sobre las espaldas ateridas de la gente
..... no hay para ella gas ni luz
.....los leños escasos están muy húmedos
.....las chapas se descobijan
......... para encender el fuego
.............en la ciudad que avanza...
El desamparo del hombre
me desapacigua las palabras
y una ironía acre
dibuja insistente
la compasión deshabitada
en este siglo veintiuno.
La compasión respira
sin embargo
en el abedul pródigo
y calienta las manos de la gente.
© Cecilia Glanzmann
Desgarrador, pero a la vez lleno de esperanza. Muy bello.
ResponderEliminarSiempre hay "otra mano" gracias a Dios
ResponderEliminarDavid A. Sorbille dijo...
ResponderEliminarEstimada Cecilia: un poema muy especial. Te felicito.
Muy bueno, Cecilia, una pintura de sufrimientos cotidianos y la apuesta al amor incondicional de un abedul, un abrazo, María Chapp
ResponderEliminarLa imagen ya anuncia el desamparo sin embargo asoma la esperanza en el final; muy logrado.
ResponderEliminarAbrazos
Betty Badaui
En el poema se vislumbra una sutil esperanza , la que siempre asoma luego del vendaval
ResponderEliminarmaria elena tolosa