
Desde los muelles arrecia el mar
su invulnerable arboladura
pero la escollera se estrecha, se afina
es una daga de plata que lo hiere
En cada grito salino, se subleva
se pierde entre los juncos que lo excitan
entonces…retoma su montura y vuelve
................... sobre el primer aire
................... sobre el primer azul
y vuelve
................... más allá de los ojos
................... de las fabulas del viento
................... y sus castillos
Él sabe de resurrecciones
................... de la imaginación de la arena
................... tallando signos
................... de la irrealidad de lo mirado
También sabe que se abren grietas
para que pase el hombre
................... y se salve
................... y se llene de sonidos
© Milagros Rodríguez
Imagen enviada por la autora
Belleza de poema.
ResponderEliminarUn gusto leerte.
Poema destacable sin duda.
Cariños.
" para que pase el hombre/ y se salve" ¡ que bella intencionalidad en tan bello poema!. abracito en la espera. susana zazzetti.
ResponderEliminarVuelve. Siempre vuelve, Milagros, como para recordarnos la persistencia necesaria.
ResponderEliminarUn abrazo,
Alicia Márquez
Cuánto sentimiento expresa este poema de gran profundidad estética HERMOSO!!!
ResponderEliminarQué bella imagen la de la escollera hiriendo al mar "como una daga", en este poema perfecto se siente el mar en su ataque airado y voluptuoso.
ResponderEliminarAplausos Milagros
Ignacio
este poema tiene unas imágenes bellísimas Milagros. Felicitaciones!!
ResponderEliminarLili
"y se salve/y se llene de sonidos"
ResponderEliminarArrancando desde lo conocido, se va internando el poema a dos columnos en un mundo bellísimo, lleno de imágenes. De la daga a la salvación y un milagroso montar el mar y experimentar "resurrecciones". Muy bueno, Milagros.
Un abrazo
Isabel Llorca Bosco
Cuánta sugerencia, qué abanico de ideas en este nutrido poema.
ResponderEliminarGracias mis pares por la lectura y sus comentarios
ResponderEliminar¡Qué hermosa pintura, Milagros!
ResponderEliminarGracias por compartirla con nosotros.
Aplausos, bises y besos
María Rosa León