MÁS QUE LA MUERTE
El comino
el ají
el cilantro
la canela
perfumaban las cocinas
Innumerables carnicerías
borboteaban en ollas negras
Eran caldos con grandes charcos
de grasa reluciente
y en las parrillas
las entrañas
lloraban de gozo por el fuego
La repostería necesitaba
mucha lágrima
desasosiego y tumba
Y comíamos sobre extensos manteles
viandas sobrenaturales
El cielo y el infierno
eran masticados y tragados
volviéndonos santos y apóstatas
luego ángeles sacrílegos
en lentas siestas incestuosas
© Leonardo Martínez
Genial y sabroso
ResponderEliminarAbrazo
Alicia Perrig
LA cocina, la familia, un domingo todos juntos, en los tiempos de la infancia. Yo también recuerdo ese tiempo en que los afectos se unían a través de un mantel bien puesto y la mesa y los sabores y los sonidos del chirriar de la grasita en la parrilla. Todo nos unía en el estómago. Pero nos unía. Hoy es todo tan light y hay tan poca familia. Abrazo amigo
ResponderEliminarIsabel Krisch
La creatividad se destaca hasta desde la cocina.
ResponderEliminarMe encantó!!
Abrazo.
Leonardo ... qué privilegio que su poesía me haga partícipe de estos banquetes de lo dioses catamarqueños ... y con siesta incluída !!!
ResponderEliminarun abrazo
Lía Miersch
Me gusta mucho este poema, Leonardo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Dariel.
Me gustó mucho el poema , sobre todo cuándo mencionas la siesta ¡ que bueno¡
ResponderEliminarmaria elena tolosa