
CREPITAR DE LA LLUVIA
Llueve en el mundo;
o por lo menos
en esta parte del planeta.
El paisaje juega su papel;
lente húmedo y convocante,
por el que la realidad
la ficción
y el pasado,
se entrecruzan sin torpeza alguna.
Es esta la hora,
en que me toman por asalto aquellos nombres,
prisma de recuerdos aumentados,
errores que muerden suave,
palabras, que no dichas a tiempo,
aunque débiles,
aún transitan por el paladar.
Y yo
soledad enternecida,
vuelo trunco en la garúa;
me dejo estar,
ser espectador de mi propia película;
sin revelarme,
porque al fin y al cabo,
la leña de ayer no quema,
trae calor.
© Miguel Oyarzábal
¡Qué placer leer tu nostálgico poema, Miguel!
ResponderEliminarUn abrazo,
Alicia Márquez
Qué hermoso poema. Me encanta. Un placer, como dice Alicia. Precioso el final. Un abrazo.
ResponderEliminartus palabras son leña que traen calor, mirá que me encendiste una pequeña fogata en el pecho Miguel con tu poesía...te quiero!
ResponderEliminaresa anònima soy yo.
ResponderEliminarClaudia Tejeda
Una cálida nostalgia que entibia esta noche mía al leerte. Mucha sabiduría en los versos finales.
ResponderEliminarUn gran abrazo,
Juany Rojas