Qué importante es tener un jardín
en nuestra infancia, no importa
si es grande o pequeño, un jardín
que podamos llevar en nuestra mente
para que después, adultos, viviendo
en ciudades industriales, en condominios
casi en el aire, sedentarios y agotados
por el trajín de la vida cotidiana,
podamos sacar a retozar en él
ese trozo de infancia que aún guardamos.
© Carmen Amato
Foto: Gustavo Tisocco
Absolutamente cierto. Nunca olvido los "pensamientos primaverales" de mi padre.
ResponderEliminarUn hermoso jardín interior perfumando el poema
ResponderEliminarMi querida Carmen, que poema maravilloso y tan lleno de ternura! Es verdad, mientras leía recordaba el jardín de mi abuela, y las uñas de pétalos que me fabricaba para jugar a la maestra! Gracias por el viaje y tu voz.
ResponderEliminarMi entrañable cariño!
Mirna Celis.