AMPAROSCOPÍA
Internarme en mi santuario de la playa.
Y que el anestesista
me duerma susurrándome
relatos de mi vida con finales felices.
Que arremeta el cirujano
con bisturí de nácar.
Y que en estado alfa
me opere a alma abierta.
Y me extirpe muy delicadamente
esta bala de olvido
enquistada que duele
en cada nueva arruga,
con cada nuevo o viejo día,
a cada paso dado
por la senda elegida o resignada,
ya no sé.
Que me sellen la herida
con un trazo de hisopo
entintado en tu boca.
Que me venden tus brazos.
Y que me den el alta los espejos,
eminencias en la especialidad
de lo que fuimos.
© Bibi Albert
Foto: Gustavo Tisocco
No hay olvido sin memoria, no hay bisturí que lo extirpe, sólo las palabras.
ResponderEliminarAbrazos
David Rosales
Tremendo, Bibi.
ResponderEliminarDoloroso.
Y bellísimo.
Te quiero mucho.
Un abrazo,
Alicia Márquez
Bibí desde el comienzo hasta el final de este poema, desde el ingreso al "santuario de la playa", hasta que te "den el alta los espejos" la atención sobre cómo terminará esta amparoscopía está en vilo. Me encantó, muy bello!!!
ResponderEliminarTriste tu poema, como la vida cuando se va acabando (que no sabemos cuándo). Y la impotencia frente al tiempo implacable... Y recordamos... pero no olvidamos. Olvidar es "recordar sin dolor". Pero no podemos evitar que a veces duela.
ResponderEliminarUn beso
Celina Vautier
Bibi, me encantó
ResponderEliminarPaolantonio
David Antonio Sorbille dijo...
ResponderEliminarConmovedor poema, Bibi. Un gran abrazo
Bibi, conmovedor y creativo al extremo. Bravo.
ResponderEliminarHola Bibi
ResponderEliminarSos una genia!!! me encantan tus giros, tus guiños, tu expresividad y tu originalidad.
Te quiero mucho
graciela Licciardi