En tierra del Jamás Nunca
“Y es que aquí, sabés,
el trabalenguas, trabalenguas
el asesino te asesina
y es mucho para ti.
Se acabó ese juego que te hacía feliz.
No cuentes lo que viste en los jardines, el sueño acabó.
Ya no hay morsas ni tortugas.
Un río de cabezas aplastadas por el mismo pie
juegan cricket bajo la luna.
Estamos en la tierra de nadie, pero es mía
los inocentes son los culpables, dice Su Señoría,
el Rey de Espadas.
No cuentes lo que hay detrás de aquel espejo,
no tendrás poder
ni abogados, ni testigos.
Enciende los candiles que los brujos
piensan en volver”
(“Canción de Alicia en el país”
1980, lírica: Charly García)
el trabalenguas, trabalenguas
el asesino te asesina
y es mucho para ti.
Se acabó ese juego que te hacía feliz.
No cuentes lo que viste en los jardines, el sueño acabó.
Ya no hay morsas ni tortugas.
Un río de cabezas aplastadas por el mismo pie
juegan cricket bajo la luna.
Estamos en la tierra de nadie, pero es mía
los inocentes son los culpables, dice Su Señoría,
el Rey de Espadas.
No cuentes lo que hay detrás de aquel espejo,
no tendrás poder
ni abogados, ni testigos.
Enciende los candiles que los brujos
piensan en volver”
(“Canción de Alicia en el país”
1980, lírica: Charly García)
Se acabó el juego, nena,
porque los sicarios
son amos del recreo.
Sin héroes ni testigos
de nada sirven
plegarias ni ruegos.
En Jamás Nunca
inocencia es botín,
virtud es cobardía,
justicia es olvido.
Mientras los brujos
juegan al Gran Bonete,
se apagan candelas
en casa de mamá.
© Ricardo Juan Benítez
comparto abbsolutamente cada palabra y me encantó el buen uso de "nena". un abrazo. susana zazzetti.
ResponderEliminarDesde ese epígrafe genial de Charly haasta que "se apagan las candelas en casa de mamá", tu poema tiene la increíble polifonía de los grandes textos, Ricardo.
ResponderEliminarAplausos, bises y un gran abrazo
María Rosa León
Un poema social que conmueve hasta el hueso. Gracias
ResponderEliminarExcelente texto! denunciante y conciso...te felicito. saludos
ResponderEliminar¡Nueve puntos para tu poema, querido Ricardo!: (y no diez, porque "me sobran" las palabras "ni ruegos").
ResponderEliminarAsiento acá, además, mi agradecimiento a vos por tus comentarios a mis textos en el blog de Gustavo.
Fuerte abrazo.
Rolando
*
Ricardo: tu poema tiene la virtud de reflejar el momento que vivimos, y un hecho que nos duele terriblemente, el caso Candela. Lo hacés en forma magistral, desde el epígrafe elegido hasta cada palabra de denuncia sobre la inocencia profanada.¡Te agradezco profundamente este poema que sentí mucho y creo debería difundirse! Saludos poéticos Irene Marks
ResponderEliminarQuerido Richard,
ResponderEliminarun poema conmovedor con diversas miradas que profundizan en la injusticia social y en la indiferencia de un mundo cada vez más cruel. Te felicito amigo.
un abrazote
Elisa Dejistani
Tu poema, Ricardo, pinta muy bien la realidad social que nos toca vivir.Gracias por compartirlo
ResponderEliminarAbrazo
Alicia Borgogno
Excelente poema!
ResponderEliminarQuerido Ricardo: qué simple y fuerte tu denuncia...el dolor por las candelas apagadas...tremendo, excelente poema, besos, María Chapp
ResponderEliminarMuy buen poema y fuerte la denuncia.Abrazosss
ResponderEliminarRosa Lía Cuello
Muy buen poema y fuerte la denuncia.Abrazosss
ResponderEliminarRosa Lía Cuello
Un texto para reeler de mucha actualidad y la mas pura realidad desde mi punto de vista
ResponderEliminarmaria elena tolosa
David Antonio Sorbille dijo...
ResponderEliminarQuerido Ricardo: tu poema es conmocionante. Muy bueno. Un abrazo
Apelo a los disparos de conciencia.
ResponderEliminarYo también he visto a Lewis dudar de tanta maravilla. Sin embargo tu poema, es magnífico y certero. Un gusto leerte.
Pan de cada día en ciudades habitadas por pérfidos habitantes de covachas y comunas, producto de una sociedad viciada y corrupta, donde el resentimiento y el grito de la “parcerita” nada importa ante lo doloroso de la cotidiana imagen.
ResponderEliminarSi Ricardo, así vivimos hoy, cuán doloroso es y que acierto tu poema.
Bellísima canción.
Gracias por estar siempre presente con tus palabras que me llenan de alegría y a la vez, son compañía.