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13/9/11

Prosa de Elvira Alejandra Quintero


La noche

Los recintos iluminados. Los andenes. La eterna carretera donde cada cinco minutos ruge un motor. Las cordilleras, su tenebrosa vegetación, la mirada acechante de sus monstruos. Los anhelantes precipicios que ni los ojos ni las almas se atreven a soportar.
El eco en el fondo de los pasillos de los hospitales. La fiebre. La huida tras el visitante de otras tierras. La desesperación sobre la cúspide del páramo, dejando mojar los cuerpos las gotitas de niebla.
La dicha cuando la orquesta inaugura la noche.
Y en las cocinas las señoras se esfuerzan para que todo salga bien.
El largo peregrinar con la libreta de teléfonos, sin saber si el número debe ser al fin marcado.
Las ciudades cerradas, sus amores, su bulla. La locura de sus estatuas.

¡Oh noche de la noche!: deja al fin que en tu alma anide la angustia que nos hermana.

© Elvira Alejandra Quintero

1 comentario:

  1. Ese mundo que gira, donde sea.
    El de todos en cualquier ciudad, cocina.
    Muy bueno!!
    Un cariño

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