Poema de Walter Iannelli
Nene ponéte la camisetita
Si te vas a leer poesía, Nene
ponéte la camisetita.
La poesía es fría Nene.
Ya sé que dicen que calienta el alma
pero qué alma Nene en la parada del colectivo
este invierno a las cinco de la mañana.
Ponete la camisetita Nene.
¿Y los guantes?
Cuidáte de los versos que cortan
cuidáte Nene de esas palomas
de la luna
del viento
del poniente Nene que se desangra sobre las
casas como una marea escarlata.
Nene: ¿No pensaste en la bufanda?
Ya van a venir a soplarte hielo al cuello
a afilar la palabrita
retorcerla como si fuera tu cogote.
Sabés cómo son esos tipos Nene.
Te dan la mano, te aplauden y después
te mandan de vuelta con el estómago vacío.
Y no me comiste nada antes de irte.
Ahí te dejé el guiso de papas y arvejas.
Si al menos te llevaras el añorak de tu difunto padre
o el sobretodo. Pero te vas sin darme un beso
Nene.
Cuántas veces te dije que tenés que encaminarte.
Estudiar abogacía, conseguir una novia que al menos
los domingos no esté borracha.
Pero Nene, vos andás con esos que viven del aire
revoleando las letras.
¿Dónde viste el fulgor del cosmos infinito?
¿Desde cuándo el fuego es una llamarada impúber?
Decime Nene, no te vayas todavía.
Te hubieras puesto los zapatos con suela de goma
a ver si tanta imantación, si tanto voltaje te electrocutan.
Pero Nene: ¿No viste que estoy sola?
¿Que mamá te necesita más que todo el diccionario?
¿Que ninguno de la academia o de la SADE te va a tapar de noche?
Podemos jugar Buraco, terminarnos el strudel
ver sábados continuados al lado de la estufita de cuarzo.
¿Para qué el doble sentido
la metáfora
la sinécdoque
la metonimia, Nene
si me volvés con un resfrío?
Para qué la paradoja, Nene, el verso libre
La aliteración, la elípsis.
¿De qué sirve la otredad
o el misterio de la muerte?
Si es todo tan simple como que te vas desnudo
porque vivís una realidad hecha en pedazos.
¿A eso le llaman poesía?
Vení, Nene
que mamá te hace una sopa con galletitas Manón
en el té con leche.
No seas tonto
el mundo debería ser chico
el mundo no se conquista agrandándolo de sentido
ni doblándolo, ni pegándolo
ni siquiera tratando de romperlo.
El mundo es, mirá vos Nene lo que te digo,
el mundo es como el cajoncito de tu ropero.
Así, cuadrado, en el fondo de una habitación
en tu propia casa, con todo lo que hace falta.
Vení Nene, que ahí está tu camisetita nueva.
Mirá qué linda.
Se la compré a Don Samuel en dos cuotas.
Ponétela Nene.
No quiero que tomes frío.
© Walter Iannelli
8 comentarios:
Genial, sencillamente genial. Este poema tuyo siempre me pareció una de esas maravillas totales de las que no se dan a menudo. Además, tuve una madre hiper sobreprotectora, imginate si conoceré el tema. Estupendo, espectacular, lo que vos quieras.
Jorge Luis Estrella
qué bueno, qué buenobuenobueno!
es como que estás desnudando, desnudando la función de la poesía, que en realidad, sólo le interesa a los poetas!! me encanta tu enumeración de recursos y sobre todo, la presencia de esta madre que protege porque ama. un abrazo protector.susana zazzetti.
Walter: me fascinó.
El martes retomo mi espacio de radio, leeré tu poema con orgullo.
Es un programa donde destaco la palabra y a quienes la generan. Un honor hermano!!!
Mi abrazo
Me ha encantado su poema; con la maravillosa cantaleta, muy usual y protectora de la madre.
Genial, lo disfruté sintiendo cada frase.
Me encantó desde que te lo escuché en el café de Pretextos.
Un abrazo,
Alicia Márquez
esto dá para mucho, desde la madre al hijo, desde la lengua al poeta, desde la vida misma hasta las cosas u objetos que hacen una poesía tan creativa,tan profunda y universal
saludos
Anahí Duzevich Bezoz
WALTER MAMA "realidad" MAMA cariño
MAMA demoliendo calles sueños dis
cursos,apariencias,veneno de esta
vida "infantil" y estupida que nos
somete,quiere doblegarnos y se ca-
ga en la Poesia...Bello sentido
Poema,terrible y de gran ternura
UN ABRAZO Angel
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