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14/9/11

Poema de Paulina Juszko



Cada noche
añadía una palada al montón de escombros.
Cada mañana
se sentaba encima
posaba para giocondas.

Cada noche
juntaba sus migajas
para lanzarlas a los cuatro vientos
al otro día.

Antes de acostarse
pulía su cadena y su grillete
para que estuviesen irreprochables
a la mañana siguiente.

Aunque al dormirse olvidase sus roles
cada mañana
volvía a trabar conocimiento
con la marioneta del espejo.

Y así
hasta


© Paulina Juszko

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