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5/8/11

Prosa de Ana Guillot



La flecha va. Por el aire como una serpentina, como una facilidad o un dominio. Abre y cruza o dispersa el aire, el hueso de ese aire en la mañana. Una o miles. Cada una abre y cruza y dispersa.
No hay aves en la mañana azul de Ilión. Ellas saben más que yo, más que nadie, que esa flecha se detendrá en algún momento en algún cuerpo.
Cómo definir. Cómo nombrar la voluntad del disparo. Cómo suponer que un hombre morirá en la mañana azul.
Mientras, el niño se adormece como si el espacio le fuera propio (y por ahora lo es). Como si nada existiera más allá del palacio y de sus padres.
Sueña que un ave está cantando en el borde de su habitación. Sueña que el ave es una paloma y se distrae en la contemplación mientras madre le canta.
Canta pero teme. Ella conoce el filo de las cosas.
Su niño tiene sueño y en eso se concentra mientras mira la ventana, el bello azul del cielo de su patria.
Ahora se distrae ella también.
Y repite la canción como si la memoria fuera de leche, de tibio pezón, de caricia.
Alguien gritará. La flecha acaba de llegar a algún destino. Y el hombre lamentará estar acá, entre todos nosotros.
A su lado, otro alguien lo socorre, está intentando socorrerlo.
Ninguno de los dos se distrae de la sangre que diluye la contundencia del verde. Ninguno se distrae de la herida que se ahonda y late y late, no deja de latir.
Se abrazan los dos. No sabemos aún si habrá una despedida entre ambos.
El niño se adormece. La madre escucha, paralela a su voz, la agonía del hombre tocado por la flecha. No lo ve, pero conoce bien el filo de las cosas.
En el cielo de Troya hay un fugacidad que asusta.
© Ana Guillot

7 comentarios:

  1. Uh, que buenas subas las de hoy. Excelente Ana este trabajo tuyo que me fue llevando como si fuera parte misma de la flecha. Muy bueno.

    Lily Chavez

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  2. milagros rodriguez5 de agosto de 2011, 16:31

    Este poema extraordinario, para mi, una obra de arte, ya lo había leído ¿o lo soñé? Felicitaciones Ana !

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  3. Te aplaudo de pie.

    Bellísimo.

    Abrazos.

    Alicia Márquez

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  4. COMO UNA FLECHA, SE INTRODUCE TU POEMA.

    BESOSSSSS

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  5. Querida Ana
    "En el cielo de Troya hay una fugacidad que asusta" decís y este poema me remite a toda tu literatura, llena de sorpresas, de penetración en la hondura de los versos en cada uno de nosotros, los lectores, por eso una vez más llegás a lo profundo y lo celebro.
    Un beso grande
    Graciela Licciardi

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  6. Hermoso, un tema que trasciende los años, los siglos.
    Alejandra

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  7. Excelente trabajo Ana, esa flecha q atraviesa los siglos nos remite al hecho de vivir realidades paralelas.
    Rosa Lía..abrazosss

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