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10/8/11

Poema de Marizel Estonllo


Ser y quehacer

Repartir,
donar,
establecer la condición de hacer bálsamos
de las propias llamas,
pociones y brebajes para atenuar el dolor
caricia en ungüento de palabras tibias.
Lo insoportable que mitiga el láudano
es también la fuerza contenida en el crisol

Comprender el eslabón
la función de la fe.

Desplegar un acorde
y resonar desde cada nota particular,
ese sonido bajito que quería Mijalkov.
Y dar una vuelta entera con el brazo extendido.

Del exceso extraer,
hacer talento.
Y de ese hacer, hacer más luz.
Para que se cumpla
Para que el deseo sea igual a los versos del poeta hindú,
el que labraba el júbilo, propagándolo de hoja en hoja.

Nueva ecuación.

Desde la tierra negra, la quintaesencia,
remedio universal que impregna el alambique, elixir.
Laboratorio de atanor humeante donde
elementos y temperamentos ,
claves, agentes, pensamientos, palabras,
cenizas latentes del fuego filosofal
realizan las bodas del oro y su miel.

Espada ardiente después de la fragua,
el espíritu inunda sus riberas,

Y extiende la chispa alquímica por todas partes.
© Marizel Estonllo

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