Por qué se callan los segundos.
A Graciela Caldeo, mamá de María Fernanda Álvarez
Ese viernes el reloj perdió sentido.
Cómo entender las horas. Cómo medir los tiempos
si la luz no se derrite y nunca se ha apagado
la memoria que nos ilumina, que todavía existe
de tu alegría, de tus sueños. La llama
que nos queda. Esperar la justicia
de Dios. Lo incomprensible
en expedientes judiciales, condenas
incompletas, imputaciones. El reloj
no se había roto. Sigue de pie la esperanza.
© Miguel Fuchs

El poema es la esperanza que nos queda después de las tormentas...
ResponderEliminarY sigue en pie!
Bravo Miguel. Gracias, abrazo desde Córdoba