Siempre está amaneciendo, siempre está atardeciendo.
Hay una luz que avanza, que avanza y se retira.
Es que en su doble fondo ¿lo ves? de manera indistinta
es de noche o de día, es abajo o arriba, pero siempre,
siempre, en su pliegue recóndito se agolparán los huérfanos.
Todo eso decías, hijo del castigado, padre de la desdicha,
todo eso decías, todo eso decías: el esplendor humano
es de dolor y brilla.
© Raquel Jaduszliwer
Magnífico esplendor en tus palabras Raquel... en sus pliegues recónditos se agolparán los huérfanos...
ResponderEliminarSaludo desde Córdoba
bastante bien estrucurado el poema. Gracias
ResponderEliminarAy Raquel si ! Es así como lo ves. Es de dolor y brilla! Felicidades!
ResponderEliminarel esplendor humano es de dolor y brilla... qué bueno... excelente poema!! detrás de cada luz hay una pena!!
ResponderEliminarSí Raquel. Somos huérfanos pero el sol es el que cobija el dolor, a la mañana, a la tarde, con infinita y brillante precisión.
ResponderEliminarAbrazo,
Alicia Márquez