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14/8/25

Poema de Eugenia Cabral

 


Reitero (sin ánimo de escandalizar):

yo me habría acostado con Tiresias,

aquel adivino ciego con pechos de mujer,

con tal de ser la esposa de un sabio;

mas tropecé en los pectorales y bíceps

de varones que acolchonaban

con músculos sus torsos,

cual mujeres deportistas...                                                              

La contemplación de sus miembros

agresivos, obtusos,         

estuvo a punto de coartarme el deseo.  

Pero he amado

otras de sus virtudes: la risa,

la voz congruente,

la combinación de seriedad y desparpajo,

y esa como brava humildad

para abrazarla a una cuando la aman

y casi la comprenden.

 

© Eugenia Cabral

3 comentarios:

  1. Mabel Sierra Karst20 de agosto de 2025, 22:36

    Lindo poema, esa mirada femenina de lo masculino, de la distancia entre unos y otros y del posible encuentro

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  2. "...Y casi la comprenden".. . Interesante visión!

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