Finjo creer en primaveras invencibles.
Pero duelen los huesos, las vísceras, la médula.
Las imprecisas paredes de la nostalgia, manchadas.
Escapan de los anzuelos y las redes los peces plateados
de la felicidad
(ya saben cómo y por qué)
no pueden con las piernas flaquitas de la patria.
Las heridas que dejaron de sangrar en las vendas de la
memoria
habitada y deshabitada
donde alguna vez el poema me hablaba de otras cosas.
© Elena Garritani
Me gustó Elena! La poesía habla.
ResponderEliminarLily Chavez
Gracias Lily
EliminarMuy buen poema Elena.
ResponderEliminarAna Romano.
Gracias Ana Romano
Eliminarcategórico. vuenísimo. susana zazzetti.
ResponderEliminarFinjo creer en primaveras invencible. Bello
ResponderEliminar