El pan de cada día
Son pequeñas y más pequeñas parecen por las rocas de las
orillas. El sol y el verdín pierden su rutina por el pan que sostiene tu mano.
Las pequeñas, imagino, hablan entre ellas, pero la curiosidad puede. Dedos y
piel blanca desaparecen atrás del pan fragmentado. Una libélula es testigo. Una
hormiga envidia a las pequeñas. Nunca fue tan hermoso ni tan fácil conseguir el
pan de cada día.
© Víctor “Pajarito” Cuello
Hermoso! Amo las libelulas que vuelan cerca y parece que juegan con nosotros en el río!
ResponderEliminar"Pajarito" ese pan fragmentado que hay que repartir cada día!! Hermoso poema!! Liliana Corredera
ResponderEliminar❤️
ResponderEliminarqué festín, Víctor, esas migas fáciles. Ojalá fuera así para todos.
ResponderEliminarAbrazo
claudia