El frío siempre fue un buen amigo, pero ahora no deja de insistir en llamarte: esta llovizna, este exacto volumen de precipitación, me hace extrañarte cántaros. ¿Tanta tristeza puede entrar por esta ventanita? A veces mirabas por acá y el vidrio duplicaba tus gestos. Y eras la hermosura acá, al alcance de mi mano. Mientras el tiempo lo va opacando, yo juego con tu recuerdo en el corazón helado del vidrio.
© Federico Torres
Evoca nostalgias propias. Bello. Gina Escobar
ResponderEliminarUn buen poema.
ResponderEliminarAna Romano.