Mirame a los ojos.
No bajes la cabeza;
quiero ver qué hay en los tuyos.
Sé de tus geografías extrañas,
de tus cíclopes irracionales
y de tus cruzadas perdidas
que buscan algún argumento.
Las sé, pero quiero verlas.
Mirame, pero a los ojos.
Quiero que veas qué hay en los míos.
Tengo un cielo tormentoso
y digo, tormentoso, no atormentado.
Estoy lleno de relámpagos
que prologan truenos.
Tengo un mal tiempo,
de los que no hay lugar dónde guarecerse.
Mirame.
Quiero ver el color de la ira
en los tuyos.
Quiero descubrir el desequilibrio
de aquel que jamás intentó aprender
a balancearse sobre una cuerda.
Mirá a mis ojos
sosteneme la vista.
Mirá mi cielo,
hácete cargo de tu infierno,
de tu cíclope y tus cruzadas,
y, sin refugiarte en palabras,
jalá el gatillo y abrí fuego.
“SICARIO”
© Leandro Murciego
¡!Me gusta tu escritura profunda, con ganas de seguir leyéndote!!
ResponderEliminarTremendo y profundo poema que dispara al que lo lee.
ResponderEliminarAbrazo,
Alicia Márquez
Tremendo como el disparo. Graciela Barbero
ResponderEliminarUff! Sí, tremendo ante cierta temeridad. Muy bueno. Fabiana León
ResponderEliminar