El sortilegio
de la voz soplada
al oído del viento
el péndulo del hilván
sostiene precariamente
una hechura impar
el imán de la pantalla
desapega el golpeteo
de la lluvia en los cristales
el ombligo de las naranjas
rezuma plaza
un banco mojado por la lluvia
la tristeza de una mirada
ese ombligo guarda en su enredo
sortilegios
péndulos
imanes
y las horas anaranjadas
© Martín Aranguiz
Gracias Silvia, por tu lectura y por incluirme en este sitio poético. Y saludos a Gustavo, que entiendo que es su iniciador.
ResponderEliminarMe encanta el ritmo y el color que trasmite e inspira el poema.
ResponderEliminarGracias Silvia por presentar a Martín.
Alto festejo Gus!
Celebración y bendiciones a Mis poetas contemporáneos!
Un gusto leer este poema
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