Manifiesto incómodo
En la medida de vodka
el brazo escamado del malvón
el abanico como triste molino;
hago el verso.
Con la cascada del propietario
la mancha gris en el umbral
el clavo torcido, a medio agujero;
hago el verso.
En el pálpito que flamea
junto a la ventana lamida
las cartas que despiden
el sentido de lo sentido;
hice el verso, y ya
no supe de mi
tragedia
quién miraba más acá
qué decía qué más allá.
Detrás del vidrio esmerilado
otra garganta traga su luz.
© Maite Lluch
la torcaza de fuego en el laurel
a Carolina Abete
que mores en tu cielo definitivo
de plumas y topacios
y no en el mar de la nada
vos que eras espléndida como la noche
o me deshojes interminable
en tus ojos profundos de agua oscura
y que mis pétalos incendien tus cabellos
el aire
era de miel cuando
caíamos
castísimos y
borrachos
en las sábanas como hermanos
las ropas derramadas la luz sonando aún
tu voz entrando en mi sueño infantil y tardío
luego el tiempo fue desgranando
sus mazorcas en cuencos distantes
y confieso que esperaba encontrarte
más adelante en el camino
pero el cáncer abrió
sus raíces de espanto en tus pechos
en tu espalda, me dijeron
caíste con todo el cuerpo silencioso
al sueño de la tierra
y ahora estoy parado sobre esta orilla
con mi ramo de arenas en el viento
es áspero el aire
la tarde el laurel
las zapatillas
la brisa del verano
cuando vuelven tu trinos de agua fresca
como latidos de polvo en el pecho
en los últimos
días
luminosa
sabia
me contaron
y cómo no iba a estarlo
la niña del laurel
la lujosa torcacita del corazón en llamas
la turca de cabellera de lluvia y dedos de miel y
cobre!
sueños que cayeron en la tierra
aguas que solo vos dabas
sangre nuestra que ya no arde en el aire
acá donde solo puedo tocarte con palabras
sutil y raigal aparecida en mis días solares
© Sergio Mirabelli
Tiro a la suerte la melancolía
en domingo
el corazón
cae a pico de pájaro
a silueta de tres miedos
en la niebla
un cardumen de fantasmas futuros
eriza la piel
no hay hojas en los árboles
y la suerte de las diosas del amor
aguardan
en un hospital de muñecas
© Alicia Santillan
bestiales estos poemas, mi admiración, mi cariño y mi agradecimiento!
ResponderEliminarEstán todos buenos Josefina.
ResponderEliminarMe parece muy logrado (por el tono que ejecuta) el poema de Alicia Santillán. Gracias!
Excelentes poema el de ALicia.
ResponderEliminarGracias.
Ana Romano.