Si fuéramos agujeros en la superficie,
lugares para entrar hacia el sonido
de la campana o de las alas de los insectos,
si guardáramos el borde de cada día,
esa canción que se repite
del otro lado de la ventana
y acerca a las niñas que creíamos ser,
tal vez no volveríamos a otro recuerdo
que no fuera lo que ardía antes
de la primera partida,
de la primera voz sin recovecos.
Ella dijo: “¿Cómo te despides de alguien
si no sabes por qué se fue?”.
La búsqueda sigue siendo ese arco
de nueva resurrección.
© Valeria Cervero
MUY BELLO. MUY HUSTO EL FINAL. SUSANA ZAZZETTI.
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ResponderEliminarQué bello, gracias
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