Las figuras
Hacinadas están en la pared.
Me miran y sonríen
y flotan en marea de humoso musgo.
¡Ah, su tristeza ya descarada
y el polvillo de cal
amontonado en sus lagrimales!
Llueve sobre sus voces.
La humedad agujerea sus pómulos,
les destiñe sus brazos desmañados,
las junta más aún.
Y la pared se llena de paredes,
destila su agua con capiteles,
sus telones de vinagre.
Me miran y sonríen.
En el áspero aire
trazan balcones frágiles,
cada una toma un resplandor corpóreo,
y se asoman al cielo de la casa.
© María Granata
ResponderEliminarGracias por esta publicación Gustavo y por mantener siempre la llama de la vida!!!!
Una grande de nuestras letras.
ResponderEliminarUn lujo María Granata.
Bendiciones!
Es verdad..una muy grande poeta y una maravillosa persona!
ResponderEliminarMaravillosa María Granata, siempre sus bellas palabras, su bello decir. Gracias!!
ResponderEliminarmaravilla su poesía
ResponderEliminargracias, Gus!