Una rama. Un
vuelo.
Todo el peso
del mundo
sobre esa
rama. Sobre ese vuelo.
Y no se
queja. El poeta toma
del verso y
lo amarra con tesón
evitando la
caída. Y no se queja.
Inclina el
árbol oblicuo al horizonte
que no se
quiebra, que no,
perpetuando
la curva del hastío
pero no se
rompe. Ni tampoco
se queja. No se queja. Amarrado sigue.
© Marcelo
González Del Río
Hermoso Marcelo, ese Poeta que no se rompe, no se queja...ese Poeta que sobrevive...
ResponderEliminarUN poema que seguirá amarrado al espacio literario.
ResponderEliminarAnahí Duzevich Bezoz
La fortaleza de tu poema se aferra al árbol oblicuo del horizonte y no se quiebra.
ResponderEliminarMuy bien expresado.
Saludo desde Córdoba
Muy bueno
ResponderEliminarPrecioso poema que describe bien la magia del poeta con las palabras. Saludos
ResponderEliminarUn excelente poeta! Maria Guillermina Sanchez Magariños
ResponderEliminarExcelente poeta
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