En la feria de la plaza la garrapiñada
es el perfume popular, una tarea digna
se mezcla en un recipiente de cobre inmortal,
la cuchara de madera protege las
herramientas.
Tres cosas no pueden faltar en el menjunje
azúcar, maní y la maña que persuade
paladares.
También los copos de sueños rosas y
celestes, inflados con glucosa.
El niño parado vendiendo máscaras,
delante del show, unos payasos
ofrecen globos e imágenes y
los trapecistas se atontan con trucos
de conejos en galeras
desfondadas
© Simón Dante Lorenzón
Bella descripción de la ingenuidad de las pequeñas alegrías.
ResponderEliminarAbrazo,
Alicia Márquez
Qué buena descripción. Muy cierta
ResponderEliminarGracias
Eliminargracias
ResponderEliminarGracias
ResponderEliminarMuy hermoso poema 😍
ResponderEliminarUna escena cotidiana hecha poesía
ResponderEliminarGarrapiñada un lujo que hoy a pesar(?)de mi vida fit, puedo darme.
ResponderEliminarUna descripción con esencia de vainilla.
ResponderEliminarLo olí...lo sentí...
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