Jekyll and
Hyde
I
-No busques hacia afuera.
Aquí
estamos los dos
detrás de
las compuertas ya sin límite.
-No, no busques más.
Yo soy, también, tu propia criatura
desde el bautismo que nos ha dejado
su profunda señal
en un mismo infortunio:
el cuchillo y la herida,
el pálido abandono de la sangre.
II
¿Y qué pasa conmigo?
¿Dónde
comienza el otro
y se apaga mi
llama?
¿Dónde
reconocerme
desde este fuego
alzado?
¿Y dónde el
territorio verdadero,
ese lugar ajeno a la
condena
cuando la
niebla expande mi desesperación?
Necesito la
herida y su cuchillo
en la última tibieza de los cuerpos.
Solamente
esa sangre para mi redención.
© Beatriz Schaefer Peña
Magnífico poema de gran fuerza visual y expresiva. Un goce leerlo. Felicitaciones!!!!
ResponderEliminarGracias Beatriz Minichilo!Tomé el tema de "la otredad". Te respondo desde "mi otra"!
ResponderEliminarCoincido con los comentarios anteriores. Es un poema rotundo. El espejo o espejismo del otro o nosotros mismos, donde acabamos o no, por conocernos, advertirnos. Estupendo! Alfredo Lemon
ResponderEliminarBellísimo poema! Fuerte, con muchas imágenes.
ResponderEliminarMuchas gracias por sus comentarios. Es importante la mirada del otro !! Abrazos.Beatriz S.P
ResponderEliminarBello poema querida Beatriz profundo y conmovedor
ResponderEliminarGracias Leonor
ResponderEliminarGracias Leonor! -Beatriz S.P.
ResponderEliminarGracias Leonor!
ResponderEliminarTerrible misterio este del ser multifacético...Albergamos lo mejor y lo peor. Muy bueno tu poema, Beatriz.
ResponderEliminarGracias!(B.)
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