Istikhaara*
Quizás sería más sencillo
encarar al amor como a una receta de
cocina.
Un bizcochuelo,
o mejor una mermelada,
acomodando los sentimientos en frascos,
sellándolos con un papel transparente
y una gomita elástica,
como si fueran lámparas de suave
y empalagosa luz.
Azúcar caliente y canela
acariciando el perfil y llenando el aire.
Una receta simple: preparar
los ingredientes, ponerlos
a un costado sabiendo
que si seguimos las instrucciones
nunca va a defraudarnos.
Antes de que se ponga el sol pasar
el dedo por el borde de vidrio, lamerlo
despacio y con certeza rompiendo
el ayuno al que a veces nos sometemos.
Pero nos tienta salir
de lo seguro. Cada paso
que damos hacia la puerta nos acerca
a las invisibles líneas de trampa:
cada uno es una regla rota,
pequeñitas transgresiones inadvertidas.
Nos exponemos a caminar bajo
gotas de lluvia punzantes
como avispas de verano,
a asomarnos a ventanas ajenas
donde vemos más de lo que queremos
hasta rogar quedar ciegos.
Y entonces lo almibarado se vuelve
miel salvaje y
ni frente al libro
encontramos la fórmula
para que nuestra fruta
deje de convertirse
inevitablemente
en cenizas.
*(en árabe) pedir a los sueños que nos
traigan una respuesta.
© María Laura Coppié
Bello!!!!
ResponderEliminarFlora levi
Talvez los sueños preserven la reseta. Impacta.
ResponderEliminarMe endulza y me amarga el corazón este poema pero su belleza me regocijo Abrazos
ResponderEliminarAplausos Lau !!!
ResponderEliminarOriginalidad y belleza en este poema que sintetiza lo acridulce de la condición humana.Un abrazo Isabel Llorca Bosco
ResponderEliminarPrecioso tu poema. Subyuga y aterra a la vez... el amor y sus preguntas.
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