15/12/18

Poema de María Laura Coppié


  

Debo haber malentendido algo* 

                             No es infierno si te gusta cómo quema.

Alcanzan unos segundos para eliminar un mundo.
Ya no quedan juramentos sagrados:
sólo el efímero registro
de la historia que cada uno se va contando.
No debimos confundir fuegos artificiales con destino
y, sin embargo,
cuando en una de las vueltas del recorrido
enfrentamos el brillo del agua
casi me zambullo nuevamente.
Allá había dejado mi corona,
la medallita del San-Expedito-encuentra-hogares
y la ilusión de lo inoxidable,
quizás todavía estuvieran las brasas listas,
esos corazones crepitando en el barril,
nuestras sombras cuchicheando
-la suya y la mía-,
cada una doblada sobre sí misma,
colgada del alambrado como la ropa húmeda
olvidada después del denso verano.

Esa tarde Dios dirigió una película increíble, ¿te acordás?
Telones fucsia y nubes ardiendo
mientras yo cebaba mates con lágrimas
y agua amarga como los besos de los peces,

y tarareábamos la música pendiente del viaje anterior.
Buen nexo, éste de la unión vehicular, dijimos,
justo cuando su nombre apareció en la pantalla
y el latido interrumpido
y mi mal humor disimulado por el apoyacabezas.
Mensajes a otros destinatarios,
kilómetros y kilómetros de ruta vacía
y la mulita que casi pisamos
y el mar gritando desde el espejo retrovisor
volvé, acá sí te queremos, volvé.

Humanos, la más caníbal de las razas,
y encima obnubilados por esas épocas
reducidas a pobres reflexiones
en espejos que rompemos cuando nos vamos.
Convertimos todo en residuos, los humanos.
Y cavamos fosas a la intemperie aún sabiendo
que no tiene sentido luchar contra los muertos:
sus voces son implacables,
llevan los pies pesados
y el alma que les queda pequeñita

Pero no, manejá más, conductor designado.
Más, más lejos.
No me expondré a la desgarradora rutina
de los sitios que en otros tiempos
me fueron familiares.

Todavía soy la que llama al viento.
Y él me responde.


*A partir de un poema de Lawrence Ferlinghetti, actividad realizada por Viajera Editorial. Mar del Plata, marzo 2018.


© María Laura Coppié

5 comentarios:

Anonymous Anónimo ha dicho...



¡Bellísimo y desolador poema, amiga!

Un abrazo,

Alicia Márquez

15 de diciembre de 2018, 16:00  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Bello!
Flora L.

15 de diciembre de 2018, 19:11  
Blogger Adriana ha dicho...

Muy bueno. Me encantó "agua amarga como los besos de los peces". Un beso grande. Adriana Dirbi Maggio

17 de diciembre de 2018, 11:51  
Anonymous Silvina Vuckovic ha dicho...

Hermoso, Malala

17 de diciembre de 2018, 16:22  
Blogger Ricardo Juan Benítez ha dicho...

Una perfecta obra de arte. Con varias capas, como de cebolla o mamushkas que van develando los misterios del amor y el desamor.

24 de diciembre de 2018, 17:23  

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