Emocionalmente involucrados
(o cómo untar correctamente una tostada)
Hubo un tiempo de corazones
saliendo por la garganta
y aterrizando en tus manos.
Éramos el más perfecto de los rompecabezas.
Tu aliento denso abría el ombligo de las rosas,
el sol desteñía la mesa de la ventana.
Pero todo lo que sabemos,
-todo lo que hay- asoma al límite,
se guarda en umbrales de final
y ahora en cada cara que pasa
estás pero no me mirás.
Las manos de ellos no son tus enormes gestos,
otros los animales que se acomodan a mi costado.
Cerré las persianas a la hora en que los pájaros lloran
y las nubes como trapos viejos y el latido dormido.
No hubo perdón ni salvavidas.
Intenté decirte, mientras contaba trivialidades,
que ésa sería la última vez que nuestra piel,
hablé mudamente del beso muerto,
de las miradas sin espejo, del cierre de los poemas
y todo lo que ya no, lo que ya nunca
pero no entendiste mi lacrimógeno esperanto.
Me abrazaste breve pensando que mañana
y me alcanzaste una servilleta de papel
para retocarme el rimmel,
que arrugada y sucia ni siquiera sirvió para barquito.
¿Seremos capaces entonces
-cada uno en su camino-
de definir la profundidad de este abismo?
© María Laura Coppié
" la profundidad de este abismo" más allá del barquito, más allá del espejo y el poema: una mujer enfrenta a solas su camino. tal vez lo que ya no, sea un tal vez sí. susana zazzetti.
ResponderEliminarHermoso poema del desapego , del adiós del ya no ... hermoso y cotidiano Besos
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ResponderEliminarBello y tristísimo poema.
Un abrazo,
Alicia Márquez
Genial. Sencillamente genial!
ResponderEliminarDefinitivamente seguiremos intentando la definición a través del poema. ¡Gran esfuerzo que lleva siglos, muchos errores y alguna gloria! ¡Gracias por tu palabra, poeta!
ResponderEliminartriste , bello, me quedé pensando en lo profundo del abismo. abrazote.
ResponderEliminarflora
Conciso, triste, la realidad de cada sentir. Es eso.
ResponderEliminarUn cariño