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5/8/15

Poema de Bibi Albert


UN POEMA PARA NADIE

“No creo que un poeta se desmaye de amor frente a su poesía.
Aunque puede ocurrir que se desmaye de amor frente a lo que provocó el poema.
Cuando vos no tenés a quién dedicarle el asombro no te morís por tu obra.
Pienso que la obra es a partir de querer deslumbrar a tu mamá, a tu papá
y a tus amigos, en la niñez; y después, a tu maestro y al ser que amás.
 Cuando perdiste esa potencia, la obra es nada más que el oficio.
Yo ya no encuentro aquello que me sacuda el alma.
He perdido esa fuerza, ese vigor, esa potencia, esa ilusión, esa ingenuidad.”
Leonardo Favio

Escribir por escribir está muy bien.
Mantiene en forma las neuronas,
y es divertido comprobar que, si arrancamos,
con cualquier pensamiento, con cualquier tontería,
por la mitad de la hoja aparece el cartel que dice: “Por aquí”.
Y que a veces acierta y desemboca
en un caudal potente o en una encrucijada interesante.
Y otras veces en un texto correcto,
como un peinado tieso con la raya al costado,
o novedoso, irreverente, cáustico.

Pero dónde están
la flecha engualichada del poema, la sudestada
que echa a volar todos los peces,
el corazón infiniteando entre sus dos espejos,
la diamantería de los lagrimales,
esa mano fantasma
que nos junta los plexos en un único ramo
de lunas afiebradas.

Escribir por escribir no enciende de poesía.
Es necesario, urgente, imprescindible
ese quién que nos descuajeringa.
Es imperioso, grave, decisivo
que la sangre estalle en el papel por alguien.
Aquél que nos conmueve,
al que estremeceríamos no importa si la hoja
nunca sale del block.
El destinatario al que querríamos sacudir, emocionar,
hacer sentir orgullo, pasión, furia, congoja, lo que sea.

Eso es lo que me pasa: escribo
por escribir, por no oxidarme,
¡hace tanto que no hay nadie del otro lado de mi abismo!

Sólo esta yo. Que escoge los silencios.
Que sabe cómo estar conmigo
pero en cuanto se aísla se descubre
de mirada perdida y nostalgiosa, incolora de ausencias.
Que suspira y suspira por todo lo que fue,
y lo que ya no es, ni será,
y sin embargo sigue eligiendo estar sola,
tan triste, tan feliz, tan, tan agradecida.
Como una pachamama
toda orejas, toda palabras sabias
de haber llegado
a esta altura
sobre el nivel del mar, sobre el nivel de sí,
a quien nadie consuela porque piensan
que lo ha vivido todo y no precisa.

Escribí para ella, yo,
escribí para yo, vos,
que estoy solita de mí misma y me hace falta
que toques, estremezcas, insoles, terremotes,
mi corazón abierto
                                a tu poema
                                                   para nadie.



© Bibi Albert

7 comentarios:



  1. Bello de toda triste belleza.
    Un abrazo grande.

    Alicia Márquez

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  2. Wow! y ¡ay! Me hiciste explotar la "diamantería de los lagrimales"..y eso "¿Dónde están...? Abrazo fuerte, Bibí!

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  3. Hace mucho no abría la puerta que ha tocado con fuerza su poema. Es enorme el sentimiento y mayor aun, la vivencia, lo expresado.
    Gracias por la palabra escrita.

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  4. Hermoso poema, sincero y lleno de palabras e imágenes nuevas: me encantó, en especial, "infineteando". Sos una neóloga consagrada. Un beso grande. Adriana Maggio

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  5. Querida Bibi: Con "el corazón infiniteando" y "solita" de vos misma, escribís para todo el mundo expresando el lamento universal de lo que fue hecho para morir. Tu poema es maravilloso, la última estrofa impactante. Sos una poeta con todas las letras.

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  6. resumo:¡Felicitaciones!
    saludos
    Anahí Duzevich Bezoz

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  7. Ay! Sí, Bibi. Cuándo, cómo, para qué y por qué escribimos...y la llegada brutal de la poesía que nos deja afuera de nosotros mismos..un abrazo. Inés Legarreta

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