La espuma del café parece evanescer
La espuma del café parece evanescer
al impulso invasor del primer sorbo;
a lo sumo levita distraída tras los labios
cuando el torrente obscenamente oscuro
inaugura sus instantes triunfales.
Al final, cuando todo empieza a retornar,
queda un halo,
una
línea
que se espesa indeleble hacia la nada.
Y allí nos asomamos, pero todo es inútil,
ese último aliento de espuma
se ha obstinado,
nos ha
tornado espejo sin retorno
el
pocillo vacío.
© Claudio Simiz
Más del autor en la primer parte el blog:
Esto es lo que se llama un poeta con oficio, que bien, como se resuelve, es muy brillante.
ResponderEliminargracias
W.M.
Un muy bello poema,Claudio: sugerente y delicado como el aroma del café.
ResponderEliminarFelicitaciones y un cordial abrazo.
Mariano Shifman
Sentí el aroma del café, el sorbo al leerte.
ResponderEliminarBesossssssss
Me gustó todo el poema, especialmente la metáfora final del pocillo vacío. Un fuerte abrazo.
ResponderEliminarJorge Luis Estrella