NECROILÓGICAS
A Pepo
En
sus manos
hay
demasiadas, demasiadas huellas,
heladas
y quemantes,
de
manijas de ataúdes.
Con
cada una
se
ensombreció su frente luminosa,
atardeció
su risa,
se
empañó el oruzú de su mirada,
se
entornaron sus párpados
unos
nanomilímetros.
La
pregunta le pega
con
su arena despiadada
en
plena boca y se la paspa.
Pero
él nunca reclama.
Nunca
dice que no.
A
veces llora.
Colecciona
taciturnidades.
Y
tics, de contrafóbico,
para
que ningún gesto se esté quieto,
ningún
músculo duerma,
nada
de distraerse
ni
de morir de a ratos.
Demasiadas
manijas de ataúdes
labrando
jeroglíficos
como
irónicas líneas de la vida
en
sus manos de músico y de mago.
Como
una yerra en la memoria,
como
un peso que no deja de pesar.
Demasiado
de lo más resignado
de
ser hombre,
eterno
y sin excusas,
para
este peter pan de treinta años.
©
Bibi Albert
ResponderEliminarBellísimo poema para el querido Pepo.
Sí, demasiadas manijas de ataúdes.
Un beso grande.
Alicia Márquez
Sentido reconocimiento Bibi Un abrazo!
ResponderEliminarMuy buen poema de recuerdo y homenaje
ResponderEliminarAbrazos
Elisabet
Precioso, como todo lo que escribes. El poema va armando el rompecabezas de ese peter pan de treinta años con maestría.Saludos.
ResponderEliminarMe hizo llorar. Es un hermoso poema.
ResponderEliminarUn beso
Bellísimo poema con conocimiento y amor maternal.
ResponderEliminarTu poema es muy conmovedor, y despliega una mirada peculiar. Desde el título hasta el inesperado remate, es como una luz que va acercándose, iluminando cada vez más ampliamente, hasta que se "comprende". Muy bello. Un abrazo. Adriana Maggio
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