No quiero ver ¡no puedo! ver morir a los hombres cada día.
Prefiero ser de piedra.
(Gonzalo Rojas)
Prefiero ser de piedra.
(Gonzalo Rojas)
Llueve la soledad
y la casa está callada.
Siguen muriéndose hombres
en mis manos,
chatos entre las hojas de un libro,
crujiendo los estantes bajo su peso.
Escurro mi corazón de trapo,
yo, reina midas de todo lo contrario,
no puedo esconder la cabeza ,
mascarón de proa de mi invierno.
No llevo trucos
ni alquimias en los puños.
Desnuda de memorias,
no dejo de andar.
Ya no espero, no tejo,
no anido.
Suelto, dejo ir,
hasta que sólo queda
el blanco de las paredes:
las lijo de cobardías, de aplazos,
el silencio atragantado,
quietud total en las venas,
clavos en los pies y gasa para las heridas.
No lloro ni condimento la crudeza.
Cubro los espejos
y, por fin, duermo.
© María Laura Coppié
¡Ay Malala! Cuánto dolor.
ResponderEliminarPor suerte existe la poesía para exorcizarlo.
Un abrazo,
Alicia Márquez
Desesperanza y al mismo tiempo, como una paradoja, la búsqueda de un camino hacia la tranquilidad, la resignación. Un poema bello y triste, Laura.
ResponderEliminarBesossssss
Muy buen poema sobre la soledad. Inolvidable el verso "Desnuda de memorias".
ResponderEliminarLaura, un abrazo y mi reconocimiento
Isabel Llorca Bosco
David A. Sorbille dijo...
ResponderEliminarQuerida Maria Laura: duro poema y necesario como una catarsis. Un abrazo
Laura:
ResponderEliminarTu poesía me impresiona y me conmueve ..."chatos entre las hojas de un libro".
Decís de una manera que atravesas el corazón y la mente de cualquier lector.
me encanta tu poesía.
Silvana Merlo.