
Pájaro de mal agüero
El azul se vuelve gris
y escapa el día
en la mitad de un gesto.
No debí callar
ni diluir mi nombre.
No debí dejar entrar la bruma
ni cerrar los ojos
cuando el pájaro de mal agüero
se filtraba en mi ventana.
Ahora el vidrio roto es negro,
el párpado rezuma bilis
y la mano sangra
sin saber por qué.
© Silvia Rodríguez Ares
Foto enviada por la autora del poema
Muy buen poema, Silvia. La creencia de la voluntad de no dejarlo entrar, que le faltó al yo poético.
ResponderEliminarIsabel Llorca Bosco
EN EL POEMA QUE NO QUEREMOS VER LO REAL... Y DISFRAZAMOS.
ResponderEliminarMUY BIEN EXPRESADO!
LIDIACC.
Gracias por los comentarios!
ResponderEliminarUn abrazo, Silvia
Con qué notable autoridad expresás, Silvia, el fracaso de la voluntad. Excelente poema.
ResponderEliminarJorge Luis Estrella